La caligrafía forense o peritaje caligráfico, es una disciplina utilizada en criminología con el propósito de comparar escritos y determinar, por ejemplo, si un documento fue firmado por la persona que supuestamente lo hizo.
Esta especialidad, que hace parte de las diversas ramificaciones de la grafología, es una sus aplicaciones más relevantes y socialmente productivas.
También llamada Pericia Caligráfica Judicial, es una herramienta fundamental en muchos casos de investigación sea del orden público o del orden de la investigación privada, el caso que nos ocupa.
Es de gran utilidad en casos como posible falsificación de documentos mercantiles, cheques, letras, escrituras de propiedad, así como posible falsificación de testamentos.
Basado en el análisis de la escritura, la pericia caligráfica judicial puede incluso encargarse de identificar individuos y posibles autores de mensajes anónimos o de amenazas.
¿En qué consiste?
Básicamente la grafología en un sentido amplio es una técnica proyectiva y descriptiva que analiza la escritura con el fin de identificar o describir la personalidad de un individuo e intentar determinar características generales del carácter, acerca de su equilibrio mental (e incluso fisiológico), la naturaleza de sus emociones, su tipo de inteligencia y aptitudes profesionales y, para algunos grafólogos, sirve para diagnosticar el grado de salud o enfermedad física y mental.
Desde este punto de vista, y aplicado a la criminología, esta especialidad busca cotejar grafías y dictaminar sobre la autenticidad o falsificación de un documento escrito, además de identificar autorías.
Todos los seres humanos que escribimos guardamos y mantenemos señas muy particulares, desde el modo de coger un lapicero, hasta la intensidad del apoyo sobre el papel, las proyecciones de las letras, las formas, y hasta el modo en que nos corregimos estas señas se mantienen incluso cuando se “intenta” hacer una letra que no es la propia. Distinguir esto es la especialidad del caligrafista.
Más aplicaciones en el área judicial
Pero no sólo se trata de cotejar firmas; en el sistema judicial, más allá de la pericia caligráfica cada vez se está teniendo en cuenta la grafosicología y el grafoanálisis, siempre y cuando quien presenta el dictamen sea un titulado universitario en esta rama.
Tales aplicaciones tienen que ver con las llamadas “autopsias sicológicas” tomando notas manuscritas de quienes han cometido suicidio para determinar incluso falencias afectivas o tensiones emocionales previas.
Estos peritajes han servido incluso de apoyo en casos de violencia intrafamiliar, desapariciones de adolescentes, consideraciones matrimoniales, etc.
En Security All ofrecemos asesoría y peritaje caligráfico para casos que así lo requieran, así como consideraciones de su aplicación y sus modalidades.
Esta especialidad, que hace parte de las diversas ramificaciones de la grafología, es una sus aplicaciones más relevantes y socialmente productivas.
También llamada Pericia Caligráfica Judicial, es una herramienta fundamental en muchos casos de investigación sea del orden público o del orden de la investigación privada, el caso que nos ocupa.
Es de gran utilidad en casos como posible falsificación de documentos mercantiles, cheques, letras, escrituras de propiedad, así como posible falsificación de testamentos.
Basado en el análisis de la escritura, la pericia caligráfica judicial puede incluso encargarse de identificar individuos y posibles autores de mensajes anónimos o de amenazas.
¿En qué consiste?
Básicamente la grafología en un sentido amplio es una técnica proyectiva y descriptiva que analiza la escritura con el fin de identificar o describir la personalidad de un individuo e intentar determinar características generales del carácter, acerca de su equilibrio mental (e incluso fisiológico), la naturaleza de sus emociones, su tipo de inteligencia y aptitudes profesionales y, para algunos grafólogos, sirve para diagnosticar el grado de salud o enfermedad física y mental.
Desde este punto de vista, y aplicado a la criminología, esta especialidad busca cotejar grafías y dictaminar sobre la autenticidad o falsificación de un documento escrito, además de identificar autorías.
Todos los seres humanos que escribimos guardamos y mantenemos señas muy particulares, desde el modo de coger un lapicero, hasta la intensidad del apoyo sobre el papel, las proyecciones de las letras, las formas, y hasta el modo en que nos corregimos estas señas se mantienen incluso cuando se “intenta” hacer una letra que no es la propia. Distinguir esto es la especialidad del caligrafista.
Más aplicaciones en el área judicial
Pero no sólo se trata de cotejar firmas; en el sistema judicial, más allá de la pericia caligráfica cada vez se está teniendo en cuenta la grafosicología y el grafoanálisis, siempre y cuando quien presenta el dictamen sea un titulado universitario en esta rama.
Tales aplicaciones tienen que ver con las llamadas “autopsias sicológicas” tomando notas manuscritas de quienes han cometido suicidio para determinar incluso falencias afectivas o tensiones emocionales previas.
Estos peritajes han servido incluso de apoyo en casos de violencia intrafamiliar, desapariciones de adolescentes, consideraciones matrimoniales, etc.
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1 Comentario:
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-Muy buen resumen! :)
Estoy interesa en seguir la carrera de Licenciatura en Criminología... Y estoy investigando sobre cada materia, que voy a tener que estudiar!